El estado de Nuevo León se enfrenta a un desafío creciente con el aumento sin precedentes del robo de combustibles, conocido como huachicol, que está afectando seriamente la infraestructura y la seguridad energética en la región. Datos recientes revelan que el sistema de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Nuevo León está siendo objeto de una toma clandestina cada 16 horas, un récord alarmante que plantea graves preocupaciones tanto a nivel local como nacional.
Más de 500 tomas clandestinas en Nuevo León
Según un análisis realizado por la consultora Monitor Energético, basado en datos obtenidos a través de Transparencia, durante el año 2023 Pemex detectó un total de 532 tomas clandestinas en Nuevo León. Esta cifra representa un aumento del 42 por ciento en comparación con el año anterior y marca el punto más alto registrado hasta la fecha, a pesar de los esfuerzos del Gobierno federal por combatir este delito.
El repunte en el robo de combustibles en Nuevo León ha sido notable, especialmente desde el inicio del actual sexenio del Gobernador Samuel García. En 2022, se registraron 374 tomas ilegales, un aumento del 66.2 por ciento con respecto al año anterior. Esta tendencia preocupante coloca a Nuevo León en el octavo lugar a nivel nacional en términos de la cantidad de delitos relacionados con el huachicol.
Aumento de huachicol a nivel nacional y en Nuevo León
A nivel nacional, el aumento del huachicol es una tendencia preocupante. En todo el país, se detectaron un total de 14,890 actos clandestinos en 2023, un aumento anual del 6.76 por ciento. Nuevo León está a solo 20 eventos de romper el récord histórico establecido en 2018, cuando se registraron 14,910 tomas clandestinas.
Las consecuencias del robo de combustibles van más allá de las pérdidas económicas para Pemex. El impacto ambiental, especialmente en áreas cercanas a la Refinería de Cadereyta, es significativo. Además, la seguridad energética y la integridad de la infraestructura están en riesgo debido a estas actividades ilícitas.
Pemex lucha contra el huachicol
A pesar de los esfuerzos por parte de Pemex y las autoridades para combatir el huachicol, el problema persiste. Se han implementado medidas como la vigilancia con drones, la instalación de construcciones adicionales para proteger los ductos y un mayor despliegue militar en áreas vulnerables. Sin embargo, el robo de combustibles sigue siendo una realidad.
La cancelación temporal de la operación de los ductos y el transporte alternativo de combustible a través de pipas son soluciones paliativas, pero costosas a largo plazo. Además, revelan los desafíos operativos y financieros que enfrenta Pemex, la empresa estatal más endeudada del mundo.
Es fundamental abordar el problema del huachicol de manera integral, no solo a través de medidas de seguridad y vigilancia, sino también mediante acciones que aborden las causas subyacentes, como la corrupción y la falta de oportunidades económicas en las comunidades afectadas. Solo así se podrá garantizar la seguridad energética y el desarrollo sostenible en Nuevo León y en todo México.
¿Qué es el Huachicoleo?
El huachicoleo es una práctica ilegal en México que implica el robo y la venta clandestina de combustibles, principalmente de Pemex. Esta actividad genera graves problemas de seguridad, tanto para las comunidades como para los trabajadores de la empresa.
Además, debilita la infraestructura energética y provoca daños ambientales significativos, como derrames de combustible que contaminan el suelo y el agua. Económicamente, representa pérdidas millonarias para el gobierno y Pemex, al privarlos de ingresos fiscales y regalías. Combatir el huachicoleo requiere medidas integrales que fortalezcan la seguridad en torno a los ductos, promuevan el uso responsable de los recursos naturales y fomenten una cultura de legalidad en la sociedad. Es esencial trabajar en conjunto para erradicar esta práctica y proteger los intereses y el bienestar de todos los mexicanos.
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